
Artimaña vil: “Con sumo desconcierto por la naturaleza absurda del evento, el
joven comprendió lo que había ocurrido: su alma había sido aprisionada en un
cuerpo que no le era propio, el de aquella mascota que, en lugar de darle amor,
había castigado, y que la justicia, de una manera espectral, había hecho lo
suyo”