
El ilusionista: “Al encontrarse en la absoluta oscuridad, únicamente un destello rojo,
proveniente de dos petrificados ojos le devolvían la mirada. La súbita aparición de un títere
macabro en el medio de la habitación sería un recuerdo que le acecharía por el resto de sus
días, aparición que cada vez se haría más frecuente, y le acompañaría de tiempo completo en
la habitación del manicomio”.